martes, 12 de enero de 2010

Personalidad digital múltiple



Si bien es un artículo que no tiene nada que ver con la Diosa (al menos aparentemente porque para mí TODO tiene que ver con Ella), quise traérselos porque me encantó la prosa, la forma de escribir y además la alerta que significa.

Que la Diosa nos siga bendiciendo,

Leti.-

Personalidad digital múltiple

Vencida por la fragmentación, busqué “fragmentación” en Google, como buena fragmentada que soy. La primera entrada que encontré fue: “Benedicto XVI considera que Internet fragmenta la cultura”. Esto sí es grave, me dije. Yo pensando lo mismo que este Papa bochornoso. En otro artículo menos embarazoso de citar, publicado en el Times Online, Ben Macintyre dice –más o menos– que mientras la lectura de un libro es un nutritivo banquete, Internet viene a ser una surtida mesa de snacks, de donde uno picotea azarosa y escasamente en una nueva forma de “cultura anoréxica”.

Cada vez más escritores, cuando hablan de las rutinas que siguen para escribir, señalan como culpable de su dispersión a Internet. Macintyre dice que según estudios de Microsoft, alguien que se distrae por un mail recibido demora 24 minutos en volver al mismo nivel de concentración anterior. Buscar un dato en la Web suele ser un viaje sólo de ida. Un artículo te lleva a un video, que te lleva a otro artículo, que te lleva a otro video y en el ínterin uno aprovecha para revisar diez cuentas de email, Twitter, Facebook y qué sé yo, en un proceso de continua ventanización donde lo único inmutable es una mano en un mouse. No soy la única que ya no lee ningún artículo completo ni ve un video hasta el final: en esa forma inconclusa de consumir está la base del cambio cultural generado por la Web 2.0.

Nuestras mentes se están adaptando lentamente a esa alimentación desorientada y famélica a base de “canapés electrónicos” que saltan de ventana en ventana, a la idea de que la información viene en pequeñas porciones de intensidad pop, como una sucesión de inputs que aguijonean la percepción sin dejar rastros duraderos. Y pensar que hay niños diagnosticados de déficit atencional porque no pueden quedarse 45 minutos quietos en un salón de clase. Ja. A muchos adultos nos recetarían Ritalín si vieran nuestro comportamiento online.

Lo más delirante es la manera como se reproduce ese modus vivendi en la personalidad digital múltiple que uno ha desarrollado en la web. Usamos Pedazos de Yo sueltos con diferentes nicknames y passwords para adaptarnos a cada plataforma. De hecho hay sitios, como FriendFeed, que ofrecen reunir en una sola red social todos los “Yos desagregados” que tenemos boyando por ahí; lo cual, a mi juicio, sólo agregaría otro Yo a la miríada de Yos: un nuevo Yo Supuestamente Agregado. Complicado, ya sé. Perdón. Es que estoy en el Yo del Blog. Si Yo fuera el Yo de Twitter seguramente lo habría podido explicar en 140 caracteres.

Empecé a sentir que esto no podía ser normal cuando me vi a mí misma deprimida por chat, eufórica en Facebook, organizando una alegre salida por mensaje de texto, posteando una reflexión aséptica en Twitter y hablando de cocina por teléfono, todo al mismo tiempo. Me reí al darme cuenta de que estaba lloriqueándole un drama a un amigo en Messenger mientras le respondía entusiasmada a alguien por SMS: “Jajaja! Buenazo, vamos!”. Si en la vida real uno manifestara tantos estados de ánimo distintos simultáneamente lo enviarían directo al manicomio.

El cambio cultural avanza y fragmenta todo a su paso, arrasando con el mundo que dábamos por seguro, como “La Nada” de La historia sin fin. Y no es sólo un avance que parte desde uno mismo y se propaga hacia afuera, sino también al revés. Porque la fragmentación es además una implosión: yo soy consumida de la misma manera como yo consumo: en distintas ventanas, en forma de canapés. Pedacitos de Leila desagregados, servidos como snacks, en una versión anoréxica de Amistad 2.0. Y así nos vinculamos: sin leer el artículo completo ni ver el video hasta el final.




Escrito por Leila Macor



Notas:


Imagen:
Muñecas Rusas I por Asdrúbal Marot Paralitici 





5 comentarios:

  1. Hey...Q genial entrada!!! y que razón tiene...somos fragmentos, tanto asi, que hacia el final lo unico q importa en nuestras vidas no es, heber tenido el gran puesto ni mucho menos, si no aquellos peque;os momentos q quedar;on para siempre grabados en nosotros!!
    un saludo!! donde nohaymarhayletras.blogspot.com

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  2. jeejeje muy bonito!! nunca había pensado así sobre el inter, pero si cada lugar que visitamos tenemos pensamientos y sentimientos al respecto, y pues nuestro yo se fragmenta según el caso ;)
    bendiciones

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  3. Muy buen artículo Leti, dan ganas de tirar el pc a la basura y no despegar la vista de los libros de siempre. ¿Qué parte de mi "yo" seré en este momento?, es broma,no me siento tan fragmentada (aún). Mil besos.

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  4. Ups, estoy más identificada con ello de lo que me gustaría admitir...
    Buen artículo y definitivamente ante tanta opción que nos permite la tecnología necesitamos recurrir a la disciplina, el orden, la organización y en mi caso sobre todo, a la depuración para priorizar aquello que me nutre y me enriquece.
    Gracias!!!
    Bendiciones y abrazos!

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  5. Chicas, gracias por pasearse por esta Cueva, le dan calor y cariño, cosa que me encanta!!

    la verdad me puse a recorrer el blog de Leila y lo recomiendo, su estilo es sumamente divertido.

    en fin, me alegro que les haya gustado, sobre todo porque le da a una la oportunidad para detenernos en tanta prisa... como que se nos olvida que "de la prisa sólo queda el cansancio" verdad??

    besitos y bendis,

    Leti.-

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