Las hormonas y sus formas.
Hace poco le estaba comentando a una amiga lo mal que me había sentido un sábado en casa, ya que me había levantado con el estómago revuelto y de un humor de los mil demonios. Le contaba, para reirme de mí misma, que apenas se levantó le dije a miamorcito "amor, hoy me levanté insoportable, así que no le hagas mucho caso a esta carota que tengo". Mi esposo, hombre al fin, me dijo "pero pisi, cambia ese ánimo" y les juro que me provocó matarlo... lo amo, es cierto, pero en ese momento me provocó matarlo... ¿cómo se le ocurre hacer semejante comentario? es que lo que me provocó fue agarrar todas las hormonas de mi cuerpo, inyectárselas en sus venas y retarlo (seguramente con los ojos desorbitados y el cabello muy despeinado): "ahora vamos a ver qué coño haces con esa vaina"... jajajajajajaja... ¿se imaginan? sería divertido verlo, ¿no creen?
En fin, mi amiga escuchó toda la historia y por supuesto suspiró diciendo "ufff hombres!!!" y también se rió conmigo. Entonces comenzamos a hablar de los ciclos menstruales y de cómo las hormonas nos "alteran" nuestro estado de ánimo y entonces me dijo "hace tiempo yo me di cuenta que cuando las hormonas están a millón en realidad no soy yo, pareciera que otra persona me poseyera"
Aquello me impactó, como ya llevo un tiempo leyendo y aceptando lo hermoso de la menstruación y nuestras hormonas, me parecía inaudito escuchar a alguien hablando así de sus propias hormonas. Y me hizo pensar en la forma tan diferente como cada quien percibe y vive su propio cuerpo.
Mi experiencia ha sido muy distinta, un día yo entendí que las hormonas lejos de convertirnos en algo que no somos, por el contrario nos hacen conectarnos con esa mujer dormida dentro de nosotras, esa mujer que no ha podido desarrollarse en esta sociedad patriarcal, esa mujer que somos y no conocemos, esa mujer encerrada y ocultada en lo más profundo de nosotras mismas, cual Ereshkigal herida.
Mi experiencia ha sido muy distinta, un día yo entendí que las hormonas lejos de convertirnos en algo que no somos, por el contrario nos hacen conectarnos con esa mujer dormida dentro de nosotras, esa mujer que no ha podido desarrollarse en esta sociedad patriarcal, esa mujer que somos y no conocemos, esa mujer encerrada y ocultada en lo más profundo de nosotras mismas, cual Ereshkigal herida.
Y ahora quiero exponerles aquí lo que siento al respecto. Es mi experiencia, no tiene por qué ser una verdad para todas las mujeres del mundo. Sólo son mis aprendizajes y los escribo aquí por si a alguien les son útiles:
Las mujeres hemos tenido que aprender a (sobre)vivir en un mundo diseñado por los hombres para los hombres. Hemos llegado a este mundo y sin darnos cuenta nos han vendido la imagen de un Dios totalmente masculino, pero que puede procrear. Algo totalmente contrario a la naturaleza que ese mismo Dios creó, pero bueno, ese no es el tema de este escrito.
Es decir, desde niñas nos ha quitado el regalo más grande que la Diosa nos ha dado: la maternidad. Y desde ese momento, ya sin nuestro verdadero poder, hemos aceptado un montonón de cosas más, aunque todas ellas estuvieran en contra de nosotras mismas.
A mí no se me hace difícil entender que si tenemos siglos dedicándonos a ser lo que se espera que seamos y no lo que realmente somos, tarde o temprano nuestro verdadero Ser herido va a explotar, para poder salir... y mientras más lo queramos dominar o acallar, más violenta y destructiva será su salida.
Cuando la Diosa Innana bajó a las profundidades del mundo subterráneo y se enfrentó con su hermana Ereshkigal, se encontró con una Diosa herida por el rechazo, llena de rabia, de rencor, de deseos de venganza. Ereshkigal es la parte escondida de Innana, esa parte que Ella no quería mostrar al mundo porque no coincidía con lo políticamente correcto, pero que igual formaba parte fundamental e indisoluble con el Yo mostrado. Es su parte oscura, su parte que la avergüenza, la parte que ni Ella quisiera ver de sí misma. Obviamente, Ereshkigal tiene que sentirse herida, maltratada, rechazada... pero si un día Ereshkigal sale del mundo subterráneo y llega a la superficie ¿creen ustedes que al llegar allí se va a sentir encandilada y asustada? no lo creo, yo creo que llegará llena de furia y de deseos de venganza... a menos que, antes de salir, haya curado todas sus heridas, ayudada por el amor y la aceptación de la propia Innana.
Yo siento que cuando las hormonas nos "poseen" sí somos nosotras mismas quienes seguimos llevando el timón, lo que pasa es que es una parte de nosotras que no conocemos, porque nos hemos comido el cuento de que somos eso que nos enseña el espejo y eso que mostramos a los demás y a nosotras mismas en el día a día.
Muy bien lo explicó Jean Shinoda Bolen en su libro Las Diosas de Cada Mujer, cuando propuso siete arquetipos de Diosas griegas como herramienta para ayudar en la práctica del psicoanálisis femenino. Según la Jean, todas tenemos estos "poderosos patrones internos" (estos arquetipos) que "son resondables de las principales diferencias entre las mujeres". Algunas de sus características son bien vistas por el patrón moral de nuestra sociedad, mientras que otras no. Cada mujer, en función de la Diosa que tiene activa dentro de sí, eligirá (concientemente o no) qué mostrar y qué no mostrar de dicho arquetipo. Mientras más Diosas tenga activas, más complicada será ella, especialmente para que sus semejantes hagan algo que a todos nos encanta hacer: etiquetarla.
Yo siento que cuando las hormonas "me poseen", es una oportunidad que la Madre Naturaleza, la Luna, la mismísima Diosa me da para ponerme en contacto con esa Leticia reprimida que hay dentro de mí y que me ha dado miedo a mostrarme a mí misma, con mi propia Ereshkigal. Es un respiro dentro del día a día, de la rutina que me ahoga y en la que me pierdo siendo madre, esposa, ama de casa, geóloga, hija y ciudadana... y en la que se me olvida, o no tengo tiempo o no tengo fuerza para ser Leticia.
Cuando la menstruación me lleva
Pero cuando las hormonas me poseen, cuando me pongo en contacto con mi Ereshkigal herida, entonces lloro, grito, me deprimo, me pregunto ¿qué estoy haciendo con mi Vida? ¿esto es lo que realmente quiero para mí? y dentro de todo ese vade mecum(1) que llevo dentro de mí a pesar de mis lágrimas y de mi desdicha... le doy gracias a la Diosa por recordarme con ese color rojo brillante que yo no soy sólo esa mujer que se levanta todos los días frente al espejo, se arregla lo mejor que puede (y lo mejor que me provoca, porque a veces no quiero ni vestirme) y sale a la calle a seguir siendo fragmentadamente mamá, esposa, ama de casa, geóloga, hija y ciudadana, que soy mucho más... pero que si no me dedico a descubrir ese mucho más que soy, Ereshkigal seguirá herida, y yo no seré verdaderamente feliz.
Por eso, para mí: Bienvenidas las Hormonas!! Bienvenida la Menstruación!!!
Es una bendición de la Diosa,
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Notas:
(1) Vade Mecum, literalmente "va conmigo" en latín
Imagen:
Red Earth Flowing Dancer por Paul Heussenstamn
La imagen que titulé "Cuando la menstruación me lleva" no sé de quién es, así que por favor si alguien lo sabe, déjeme saber, para colocar su nombre, como corresponde.
La imagen que titulé "Cuando la menstruación me lleva" no sé de quién es, así que por favor si alguien lo sabe, déjeme saber, para colocar su nombre, como corresponde.
Gracias Leticia por tan hermosa y sabia reflexión.
ResponderBorrarBienvenidas esas hormonas que nos enseñan un rostro de nosotras mismas que desconocemos.
Dara
soy neofita en todos los temas que expones pero tu blog me encontró, siempre he sentido fascinación por los lobos y fue a través de mujeres que corren con lobos que llegué aquí. bueno eso es aparte mi comentario a tu entrada es porque me recordó que siento mucho dolor ya que hace meses que me siento in mi fuerza femenina, se ha retirado mi menstruación y sólo tengo treinta años, la lloro y no se qué hacer y sí, se que tiene que ver con la fuerza femenina que me he negado, tendrás algun comentario al respecto.
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